martes, 24 de marzo de 2015

TORPEDOS MARINOS (Rorcuales de Bryde)

El océano bulle como un campo de tiro submarino. Una ballena alargada y delgada irrumpe desde las profundidades, persiguiendo a miles de sardinas y caballas que suben a la superficie huyendo de los marlines y los leones marinos. De repente se abalanza sobre el cardumen más denso, con la boca abierta y la bolsa de pliegues cutáneos de la garganta llena de agua de mar. Incluso a pesar de la resistencia creada por la enorme boca abierta, le bastan unas sacudidas de su musculosa aleta caudal para impulsarse por el agua. Las mandíbulas se cierran con una explosión de burbujas. A poca distancia, otros cazadores nadan en círculos, aguardando su turno para el banquete.



Foto: Marc Montocchio




Los rorcuales de Bryde, cuyo nombre deben a un empresario ballenero noruego de hace casi un siglo, son ballenas barbadas o misticetos, es decir provistas de un cedazo de láminas en las boca con el que filtran el alimento del mar. Pero no son bestias rechonchas habituadas a hincharse de plancton en la superficie, son esbeltos proyectiles depredadores. Y sus presas son más grandes y móviles que las de otras especies de misticetos. Bucear con ellos es como estar en una vía de tren un día de niebla, sabiendo que en cualquier momento puede aparecer una locomotora a toda velocidad, desde cualquier punto y sin ningún sonido de advertencia.


Foto: Doug Perrine



Es asombroso lo poco que se sabe de esta especie. Al no tener una gruesa capa de grasa, los rorcuales de Bryde no eran muy apreciados por los marineros. Tampoco han recibido demasiada atención por parte de los científicos, en parte porque no es fácil dar con ellos. Viajan solos o en pequeños grupos y se sumergen hasta los 300 metros. Se ven sobretodo en aguas ecuatoriales, y probablemente se aparean en cualquier época del año, utilizando quizás sonidos de baja frecuencia para encontrarse unos a otros a través de grandes distancias. Pero sus desplazamientos, sus hábitos de apareamiento y la situación de su población solo se conocen a grandes rasgos. Por todo ello, un encuentro con el rorcual de Bryde en el vasto océano azul es especialmente emocionante.



Fuente: National Geographic.

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