COMENSALISMO
Al
pensar en las interacciones entre especies de un mismo ecosistema, solemos
centrarnos en la competencia y la depredación, sin lugar a dudas por su
dramatismo y fuerte carga simbólica. El parasitismo, la simbiosis y el mutualismo
también acaparan una parte importante de nuestro interés científico debido a
los delicados equilibrios que se establecen entre las especies implicadas. En
cambio, comensalismo atrae menos la atención, aunque constituye una estrategia
fundamental para quienes la practican. De las dos especies que se asocian, el
comensal saca un provecho, mientras que el huésped no, aunque tampoco se ve
perjudicado.
De
todos es conocida la relevancia de los corales formadores de arrecifes a la
hora de incrementar la complejidad estructural del ecosistema. Menos conocida
es la importancia de las esponjas como refugio habitual de crustáceos,
poliquetos, sipuncúlidos y otros invertebrados. Veamos algunos ejemplos:
- El
Lipophrys trigloides se asienta en el interior de una esponja del género
Icrinia.
El pez Lipophrys trigloides se refugia
en el interior de una esponja del género Icrinia.
-Anémonas
y medusas ofrecen también refugio seguro a los que se atreven a ocultarse entre
sus tentáculos sin provocar el disparo de las células urticantes. El pequeño
góbido Gobius buchichi suele aparecer asociado a la ortiga de mar (Anemonia
sulcata) mientras que las poslarvas de las diferentes especies de jureles
(Trachurus spp. ) hacen lo propio con la medusa Cotylorhiza tuberculata. A
diferencia de los peces payasos del Indopacífico, que sobreviven solo en las
cercanías de una anémona, las especies anteriormente citadas no las necesitan.
En realidad, Gobius guchichi puede cobijarse bajo cualquier piedra y las
poslarvas de jurel se asocian a cualquier objeto flotante, vivo o inanimado.
Sin embargo, cuando existen cnidarios disponibles, no dudan en aprovecharlos.
Sería interesante determinar si la relación mejora en realidad su
supervivencia.
Las poslarvas de diferentes especies de jureles (Trachurus spp.)
viven en la proximidad de la medusa Cotylorhiza tuberculata.
El góbido Gobius buchichi aparece asociado
a la ortiga de mar (Anemonia sulcata).
Otro
caso interesante de comensalismo entre las especies marinas lo ofrecen la
morena (Muraena helena) y un pequeño camarón Lysmata seticaudata. Como si se
tratara de los pluviales limpiadores de cocodrilos descritos por Herodoto hace
más de dos mil años, los camarones se aproximan a las morenas y buscan entre
sus dientes partículas de alimento. Ignoramos la relevancia de esta limpieza
bucal para las morenas, pero muy hambrientos deben hallarse los camarones para
aventurarse a buscar alimento en semejante lugar.
El pequeño camarón de la especie Lysmata seticaudata se nutre
de los restros que halla entre los dientes de la morena
(Murae helena).