"Se levantó sobre el tranquilo mar una sombra blanca plateada, exhalando un suspiro sibilante y agorero.
Harvey retrocedió horrorizado, dando un grito, mientras Dan se echaba a reir.
-Es una orca-dijo-; un cetáceo goloso de las cabezas de pescado. Se yergue como has visto, sobre su cola, cuando tiene hambre, y realmente parece un fantasma.
Un horrible hedor a pescado podrido llenó el aire, no bien el espectro blanco se hundió, agitando el agua con grandes burbujas oleosas.
Un horrible hedor a pescado podrido llenó el aire, no bien el espectro blanco se hundió, agitando el agua con grandes burbujas oleosas.
-¿No habías visto ninguna orca erguida sobre su cola? Pues las verás a centenares, en adelante. Es bueno tener un grumete a bordo. Otto era demasiado viejo y, era sueco y nos pegábamos con frecuencia. Lo peor era que hablaba y yo no le entendía".
"Cheyne habló de la confianza, que nunca le había abandonado, ni aun viéndose al borde del abismo; la confianza que nace del conocimiento y de las cosas. Se extendió, como si hablara para sí, sobre el valor y los recursos, verdaderamente extraordinarios que en todo tiempo había encontrado en sí mismo. El hecho era de tal evidencia en el espíritu del hombre, que ni si quiera cambiaba el tono de la voz. Describió como había hundido y perdonado a sus enemigos, en la medida que le habían perdonado o hundido a él; como había suplicado, lisonjeado, intimidado a unidades, compañías y sindicatos, todo ello por su ropio bien; de qué modo se habían perdido por montes y barrancos, trazando un ferrocarril de pacotilla; y, finalmente, la tranquilidad con la que oía a las comunidades entretenerse en hacer trizas de él".
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